Galileo Galilei (1564-1642), el padre de la astronomía y física moderna, estaba obsesionado por conocer la velocidad de la luz. este Italiano realizo varios experimentos con diferentes focos colocados en distintas colinas, pero la velocidad era tan alta que no podía medirla con los relojes de su época. Muchos otros intentaron resolver este problema, pero no fue hasta 1676 cuando el astrónomo danés Ole Christensen Romer (1644-1710) fue el primero en lograr una valida determinación de la velocidad de la luz.
Ole Romer descubrió que la respuesta a la duda de Galileo se encontraba fuera de la tierra, donde las distancias son mayores y era más viable determinar la velocidad de la luz. Apreció que el lapso de tiempo que pasaba entre los eclipses de Júpiter con sus distintas lunas era más corto cuando la Tierra se movía hacia Júpiter, mientras que era más largo cuando ésta se alejaba, con esto calculó que la luz tardaba 22 minutos en cruzar la órbita terrestre. Estimó que la luz viajaba a unos 220.000 kilómetros por segundo, un valor muy por debajo de la actual realidad (299.792,9 km/s), pero que en la época se dio por bueno porque en el siglo XVII no se conocía con tanta exactitud como ahora la distancia entre planetas. Hoy en día se sabe que aquellos 22 minutos de los que hablaba Ole Romer se cubren en tan solo 17 minutos, pero para la época y la tecnología de este tiempo es válida.
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